El problema con la mayoría de los atletas...

Muchos atletas e individuos desarrollan, sin saberlo, desequilibrios musculares y mala postura al enfocarse en actividades físicas intensas o adoptar posiciones habituales sin equilibrarlas con un estiramiento adecuado. Esto es especialmente cierto para aquellos que practican deportes, trabajan largas horas en escritorios o realizan tareas repetitivas. Cuando los músculos se contraen de manera continua durante la actividad física o por una mala postura, pueden volverse tensos, acortados y menos flexibles. Sin compensar con estiramientos, estos músculos permanecen en un estado de tensión y no se recuperan adecuadamente.

Consecuencias a corto plazo:

• Aumento de la tensión muscular: Sin estiramiento, los músculos permanecen tensos, lo que puede generar incomodidad, rigidez y un rango de movimiento limitado.
• Reducción del rendimiento: Los músculos tensos restringen el movimiento, limitando el rendimiento atlético y el movimiento funcional general en las actividades cotidianas.
• Mayor riesgo de lesiones: Los músculos tensos y los desequilibrios ponen estrés adicional en las articulaciones y los tejidos conectivos, aumentando el riesgo de distensiones, esguinces y lesiones por sobreuso.

Consecuencias a largo plazo:

• Dolor y malestar crónico: Con el tiempo, la falta de estiramiento adecuado puede causar dolor crónico, particularmente en áreas como la parte baja de la espalda, los hombros y el cuello, que suelen verse afectados por una mala postura.
• Disfunción postural: Los músculos tensos pueden desalinear el cuerpo, llevando a una mala postura, la cual, si no se trata, puede contribuir a problemas musculoesqueléticos a largo plazo, como la escoliosis o la hiperlordosis.
• Disminución de la movilidad: Los músculos y las articulaciones pueden volverse cada vez más rígidos, reduciendo la flexibilidad y la movilidad general, lo que impacta el movimiento diario y el rendimiento atlético.
• Degeneración de las articulaciones: Sin estiramientos adecuados, los músculos y los tejidos conectivos no pueden proteger y apoyar correctamente las articulaciones, lo que puede generar desgaste a largo plazo en las articulaciones.